Autor: Marcelo García (Periodista especializado en petróleo y economía) – 4 de Septiembre del 2022
El gobierno de Mariano Arcioni reinició, con los medios de comunicación “amigos”, la campaña de demonización de los aumentos salariales y busca instalar en la sociedad chubutense que el principal problema de las cuentas públicas son los incrementos en los sueldos.
Con el desarrollo de esa estrategia de estigmatización de los trabajadores estatales, poniendo a los docentes como los que generan mayores perjuicios, pretende desconocer las pérdidas salariales de los años 2020 y 2021; pero además aspira a crear un clima favorable al ajuste.
Lo que el gobierno y los medios adeptos no dicen es que el ajuste ya se viene desarrollando desde hace más de dos años, que el problema de Chubut no son los gastos sino los escasos ingresos que tiene la provincia – con sectores que pagan migajas o que consiguen la derogación de tributos como sucedió con Fondos Ambiental Provincial (FAP) que derribaron las pesqueras-.
Tampoco dice absolutamente nada sobre los enormes pagos de deuda que viene efectuando y que representaron una masa salarial y media en tan ocho meses; menos aún menciona que bajan los ingresos por regalías porque el Estado no interviene en el sector y las petroleras se manejan a su antojo o que Sergio Massa comenzó el ajuste sobre los fondos nacionales que llegan a Chubut.
La deuda como prioridad
Durante todo el mes de agosto el gobierno chubutense canceló deuda por 2.096 millones de pesos y no fue este el peor mes de los vencimientos de deuda. En los primeros ocho meses del año ya lleva pagado un total de 16.550 millones de dólares por las cancelaciones de deuda emitida en pesos y en dólares.
El panorama que se presenta como complejo y desalentador con vistas al último tramo del año, producto de la baja de las regalías petroleras y el menor aumento de los fondos por Coparticipación Federal de Impuestos por el ajuste nacional de Sergio Massa.
Muchos de esos vencimientos corresponden a deuda tomada en pesos para hacer frente a los gastos corrientes y parte corresponde a la deuda colocada en dólares -con altísimas tasas de interés- para obras de infraestructura que no se han concretado o que aún no se terminaron.
El mes pasado se afrontaron cinco vencimientos de bonos emitidos en pesos y dólares que sumaron un desembolso por 2.096 millones de pesos; de los cuales 1.854 millones correspondieron a pagos de capital y 241 millones a los intereses.
Durante agosto esos fondos desembolsados para la deuda representaron el 20% de lo que el Estado necesita para pagar los sueldos estatales y las jubilaciones provinciales de los 64.700 trabajadores activos y pasivos que hay en la provincia.
El último tramo del año volverá a representar fuertes desembolsos para pagar la deuda, especialmente por un nuevo vencimiento del BOCADE renegociado por el ministro Oscar Antonena y que fuera emitido en tiempos de Mario Das Neves.
Cada vez que vence el BOCADE insume cerca de 2.800 millones de pesos que se directamente no ingresan al Estado provincial por el concepto de regalías petroleras, porque sirven como garantía de pago a los bonistas.
Es que cada vez más se devalúa el peso frente al dólar y por ende aumenta la incidencia de esos pagos en el erario público, pero además las regalías comienzan a mermar a consecuencia del estancamiento y la leve retracción de la producción petrolera.
La incidencia de la deuda será cada vez mayor, siempre y cuando no se devalúe abruptamente y todo se transforme en una catástrofe para las arcas estatales, mientras que en paralelo comienzan a darse indicios importantes del traslado del ajuste aplicado por Massa en los niveles de recaudación provincial.
Se pagó más en deuda que en salarios por mes
A lo largo de los primeros ocho meses del año el Estado provincial desembolsó 16.550 millones de pesos para cancelar los vencimientos de la deuda emitida en los últimos años. Ese acumulado hasta agostó representó el 150% de lo que el gobierno utilizó el mes pasado para pagar los sueldos y las jubilaciones de los 64.700 trabajadores estatales y pasivos.
Una masa salarial y media se destinó a los pagos de la deuda y allí se muestra el principal cuello de botella que tiene el Estado para aumentar los salarios a los niveles inflacionarios, más allá de una categórica definición política que opta por el ajuste más que por el incremento de la recaudación.
A la vista ha quedado el enorme retroceso dado por el gobierno a la hora de cobrar el FAP que terminaron de hacer caer las pesqueras con sus presiones y amenazas.
La deuda interminable
Desendeudar a la provincia es uno de los desafíos principales que tiene por delante la clase dirigente de Chubut, pero sus objetivos no están puestos en esa dirección y desde hace más de una década la toma constante de créditos se ha transformado en la política de Estado.
Los vencimientos de la deuda absorbieron en tan sólo ocho meses 16.550 millones de pesos, o su equivalente en moneda extranjera a casi 140 millones de dólares -según el tipo de cambio oficial de cada vencimiento-; pero en los próximos meses habrá nuevamente abultados pagos que afrontar.
Con un promedio superior a los 2.000 millones de pesos mensuales destinados al pago de la deuda, Chubut usó más del 23% de lo que pagó en sueldos a la cancelación de la deuda.
Para el 2023 la situación se volverá más asfixiante en cuanto a los pagos de la deuda y por ejemplo solamente el BOCADE insumirá cancelaciones por no menos de 17.336 millones de pesos; aunque esa cifra seguramente se disparará en forma alcista por la micro devaluación constante del peso.
A volares actuales el BOCADE insumiría 23.525 millones de pesos en el 2024; 24.189 millones en el 2025; 22.718 millones en el 2026 y otros 21.247 millones en el 2027. Todos números que seguramente variarán al alza por las oscilaciones alcistas que vaya teniendo el dólar.
Otra crisis y más ajuste por venir
La sangría difícil de sobrellevar porque además se le debe sumar la crisis petrolera que aparece en el horizonte cercano producto de la baja en la producción -a consecuencia del desplazamiento hacia Vaca Muerta- y un menor ingreso por regalías.
Si esa perspectiva se le agrega el ajuste nacional impulsado por Massa para cumplir con las metas del FMI, lo que para Chubut significará un achicamiento de la recaudación por Coparticipación, y se contempla los bajos niveles de ingresos propios el panorama se torna aún más complejo y preocupante.
El Estado ni siquiera fue capaz de informar fehacientemente cuánto debían las empresas en los cuatro años de canon impago, pero igual derogó a través de la Legislatura el FAP y condonó la mitad de una deuda que no se sabe su verdadera dimensión más allá de los 36 millones de cajones de langostinos que se desembarcaron en los puertos entre el 2018 y este año.
Lo mismo sucede con el impuesto Inmobiliario Rural que fue condonado durante casi dos décadas y tantas otras actividades productivas que no tributan en la provincia. Por la pesca y los propietarios de los grandes campos el Estado apenas recauda el 1% de los tributos chubutenses.
El actual gobierno provincial y la mayoría de la clase política dirigente de Chubut muestran claramente que las únicas propuestas que tienen son el ajuste, el endeudamiento y complacencia con los sectores poderosos que se manejan como si fueran los dueños de la provincia.